sábado, 27 de diciembre de 2014

Los de mi vida

Nada es más importante que verlos sonreír. Nada es más placentero que hacerles reír, que verles jugar y que verles a mi lado. Nada, simplemente, se compara con ellos.

    Un regalo caído del cielo que por mucho tiempo estuve soñando. Una vida que no me hubiera gustado vivir si no es con ellos. Todo un futuro por delante que no dejaré que se venga a mi vera si no es en su compañía. Si no es todo como es ahora, no quiero tenerlo. Por muy feliz que me haga el mañana, si no es con ellos prefiero vivir en el ayer.

    Un cielo azul por las mañanas y un cielo estrellado por las noches, si es con mis ojos solitarios, preferiría estar a ciegas y no pensar en que querría tenerlos a mi lado para no contemplar las maravillas a solas. Porque nada es más bonito que la buena compañía.

    Nada es más importante que verlos sonreír. Porque si uno de ellos no sonríe, la mitad de mi universo se desvanece, y todo lo que estuviera en mis manos, aún sin saber exactamente qué hacer, saldría de mi corazón para evitar que cualquiera de ellos cayera en la tristeza. Y todo porque sé que ellos hicieron lo mismo por mí.

    Nada es más importante que verlos sonreír. Nada, porque si ellos no estuvieran allí, yo no tendría corazón.

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